viernes, 5 de agosto de 2011

UNAM analiza proteína de parásitos que podrían ser utilizados en nuevos medicamentos.

 Desde hace más de una década, el grupo que encabeza Adela Rodríguez Romero, investigadora del Instituto de Química, ha determinado la estructura tridimensional de estas sustancias, mediante el uso de técnicas experimentales de difracción de rayos X
Investigadores del Instituto de Química (IQ) de la UNAM analizan la estructura de algunas proteínas de parásitos, que podrían ser blancos importantes en el diseño y desarrollo de medicamentos.

La entidad universitaria ha sido precursora en México para determinar la estructura tridimensional de proteínas involucradas en distintas enfermedades, lo que le ha permitido incursionar en el diseño racional de fármacos.


Desde hace más de una década, el grupo que encabeza Adela Rodríguez Romero, del IQ, ha determinado la estructura tridimensional de proteínas, mediante el uso de técnicas experimentales de difracción de rayos X. Una de estas proteínas es la triosa fosfato isomerasa (TPI), enzima fundamental en la producción de energía en la célula.

Al participar en el ciclo Mujeres con Ciencia, organizado con motivo de los 70 años del instituto, Rodríguez Romero señaló que, en colaboración con investigadores del Instituto de Fisiología Celular, resolvieron la estructura tridimensional de la enzima TPI de Trypanosoma cruzi,organismo involucrado en la enfermedad de Chagas.

Lo anterior se logró con la utilización de un cristal de ella, transferido a hexano, pues las estructuras de proteínas en medios no acuosos pueden revelar sitios de unión del disolvente orgánico. Estos lugares representan un punto de inicio para el desarrollo de compuestos orgánicos que puedan inhibir a la enzima.

En el auditorio Lydia Rodríguez Hahn del IQ, la universitaria dijo que este hallazgo permitió establecer que una serie de compuestos derivados del benzotiazol eran inhibidores potentes de la enzima. Actualmente, varios grupos científicos del país y del extranjero emplean la estructura en busca de fármacos más potentes.

Taenia solium es otro parásito causante de padecimientos como la cisticercosis. En conjunto con académicos de la Facultad de Medicina, el grupo de Rodríguez determinó la estructura tridimensional de la enzima superóxido dismutasa (usada por este organismo como mecanismo de defensa contra el huésped), que es utilizada por otros grupos para la búsqueda de medicamentos contra este céstodo.

Otras sustancias objeto de estudio en el Instituto de Química son las alergénicas del hule natural. Una de ellas es la heveína, que se encuentra en los productos manufacturados de ese material: guantes de uso quirúrgico y de laboratorio, y en más de 40 mil productos de empleo cotidiano.

Las alergias, advirtió la especialista, se consideran la epidemia del siglo XXI. De ahí, la relevancia del estudio de los alérgenos, “agentes ambientales que producen o inducen reacciones de hipersensibilidad inmediata, mediadas por inmunoglobulinas de tipo E (IgE), tras haber sido ingeridos, inhalados o inyectados”.

Su aumento dramático se debe a factores ambientales (contaminación), cambios en el estilo de vida (alimentación e higiene) y factores ocupacionales (por el contacto frecuente con el alérgeno, el sujeto puede desarrollar alergia), entre otros.

Pero ¿cuáles son las moléculas que causan alergia y cómo se puede diagnosticar y contrarrestar este problema? Una de las aportaciones más importantes del equipo de Adela Rodríguez ha sido determinar la estructura tridimensional de varias proteínas alergénicas del hule natural que proviene del árbol de Hevea brasiliensis.
La estructura cristalográfica de la heveína fue la primera determinada en México, y es una aportación importante porque “se trata del alérgeno más abundante encontrado en productos manufacturados con hule natural”, abundó.

Dos son los métodos de diagnóstico. La prueba cutánea, que consiste en poner una gota que contiene a las proteínas alergénicas en una incisión en la cara anterior del antebrazo del paciente. Si se produce una roncha o pápula de entre tres y cinco milímetros, se considera a la persona alérgica.

La otra es una prueba inmunológica tipo ELISA. Permite determinar, mediante ensayos colorimétricos, si los alérgenos interactúan con las inmunoglobulinas tipo E, presentes en el suero de los pacientes alérgicos a este material. Este mismo método se emplea para determinar en qué productos manufacturados (guantes y preservativos, por ejemplo) se encuentran proteínas que pudieran ser alergénicas.

Dada la alta prevalencia de estos padecimientos en México, Adela Rodríguez y su equipo han diseñado herramientas para su diagnóstico.

Fuente: noticias.ecolibrios.com

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