jueves, 29 de diciembre de 2011

El colibrí colabora a la conservación de los ecosistemas

 Los colibríes, una especie en peligro de extinción, pero muy importante para el ecosistema.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de la Dirección General de Vida Silvestre, destacó la importancia ecológica de los colibríes, no sólo por la diversidad de esta familia de aves en territorio nacional y su alto grado de endemismo, sino por los beneficios que aportan a la conservación de los ecosistemas por ser especies polinizadoras y de singular belleza apreciada por los observadores de aves.
Las familias de colibríes están consideradas como especies amenazadas y su conservación es difícil debido a que tienen una distribución restringida y por lo pequeño de sus poblaciones.

La NOM-059-SEMARNAT-2010 incluye más de 20 variedades de colibríes, de las cuales Doricha eliza, Eupherusa cyanophrys y Lophornis brachylophus son endémicas y se encuentran en peligro de extinción, nueve más se encuentran amenazadas y ocho están sujetas a protección especial.
Estas diminutas y frágiles aves también han sido incluidas en los listados de la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES). En el caso de las especies sujetas a comercio internacional, excepto las variedades incluidas en el Apéndice I las de la familia Trochilidae spp, el resto están catalogadas en el Apéndice II, donde figuran algunas no necesariamente amenazadas de extinción pero que podrían llegar a estarlo, a menos que se controle estrictamente su comercio.
La destrucción de su hábitat es el principal problema para lograr la recuperación de muchas especies de colibríes consideradas en peligro, por lo cual su conservación depende en gran medida del conocimiento que se tenga de su historia natural, su importancia ecológica como especies polinizadoras que  aportan un beneficio esencial a los ecosistemas, y su distribución geográfica.
En México, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y el Instituto Nacional de Ecología (INE), así como universidades y organizaciones de la sociedad civil, realizan actividades para proteger a los colibríes.
Un ejemplo de ello es la organización Colibríes de México, conformada por especialistas de la UNAM, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y de la Conabio, quienes trabajan en investigaciones científicas que permitan comprender mejor a los colibríes mexicanos.
Cabe mencionar que esta organización ha sido considerada por el Hummingbird Monitoring Network como el contacto en México para realizar talleres de anillamiento de colibríes, extender certificaciones para anilladores y realizar venta de equipo de marcaje para estas aves.
En el ámbito internacional, el “Proyecto Colibríes del Hemisferio Occidental”, inscrito en la Iniciativa para la Conservación de Aves de América del Norte (NABCI), involucra a diversas instituciones gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil y universidades de Canadá, Estados Unidos y México.
Estas instancias se han reunido en distintas ocasiones para discutir las necesidades de conservación de los colibríes de Norteamérica, con el fin de emitir recomendaciones a los tomadores de decisiones, investigadores y poseedores de la tierra, con el fin de que emprendan acciones de protección, manejo y restauración del hábitat de estas aves.
México posee una gran diversidad de colibríes. Alrededor de 24 son endémicos, con una amplia distribución biogeográfica que revela una compleja historia evolutiva en regiones como la Sierra de Miahuatlán, en Oaxaca; la selva mediana de la Sierra Madre del Sur de Guerrero; la Sierra de Los Tuxtlas, en Veracruz; las zonas áridas del norte de Yucatán; la cuenca del Balsas (Guerrero-Michoacán-Morelos-Puebla); la región de Los Cabos, en Baja California Sur; Cozumel, en Quintana Roo, y la planicie costera del Pacífico Sur.
Fuente: Semarnat

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