Los pollos ecológicos son productos de avanzada y, por cierto, de carnes deliciosas, libres de residuos de productos químicos y carentes de hormonas. ¿En qué se diferencian estas aves de las comunes? Son animales de crecimiento lento, valorados por la calidad de sus carnes. Viven y comen al aire libre y marchan en una amplia área de los criaderos.
El ciclo de cría es el doble que los pollos populares: mientras los ecológicos se desarrollan en tres meses, los otros lo hacen en uno y medio. Como es de suponer, el alimento que consumen también es diferente. Más sano y sin los agregados químicos que se usan para hacerlos engordar con la rapidez de un rayo, cambiarles el color o protegerlos de potenciales enfermedades. No consumen harinas animales, antibióticos en forma preventiva, pigmentantes para la piel, ni hormonas de crecimiento.
Se alimentan con productos naturales y orgánicos. La dieta está armada por nutricionistas sobre la base de insumos energéticos y proteicos de origen vegetal. Los granos que se usan deben ser perfectamente identificados, provenientes de cultivos orgánicos certificados. Comen 70% de maíz y soja, trigo, pasturas (raygrass, alfalfa, trébol, cebadilla y avena, entre otros).
El agua que beben proviene de pozos semisurgentes, sin tratar. Así criadas, estas aves son inducidas a desarrollar sus propias defensas. Para conocer un poco más sobre los pollos orgánicos y no darles la espalda cuando se los tenga frente a las góndolas, hay detalles de valor para considerar a la hora de la elección.
Por ejemplo, los pollos orgánicos tienen menores niveles de grasa y colesterol, que el producto tradicional.
fuente: diarioecologia.com
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