Los alimentos orgánicos son una opción más ecológica para el planeta y más saludable para nuestro organismo, pero hay mucho más en su cultivo que plantar semillas, regar los brotes sin utilizar plaguicidas y hablar a las plantas a medida que crecen. La agricultura orgánica es un proceso complejo, interesante y en constante cambio. Hay siete cosas de ella que se nos pueden haber pasado por alto y que conviene recordar.
La Agricultura orgánica secuestra mucho carbono en la tierra. Una hectárea de cultivo ecológico puede eliminar de la atmósfera 6 toneladas de CO2 al año. El equivalente a unos 184 árboles de Calliandra calothyrsus. Esto coloca a la agricultura ecológica en posición de arma razonable para combatir el calentamiento global. Como apunta Mariann Fischer Boel, Comisaria de la UE para agricultura, ‘ si queremos conseguir nuestras metas sobre los gases de efecto invernadero, necesitamos toda la munición que podamos conseguir.’
Reduce drásticamente el costo de los insumos. Así, la agricultura orgánica guarda carbono en el suelo, pero también puede ahorrar mucho dinero cuando se trata de los costos de los insumos del día a día en las operaciones agrícolas. En lo que respecta a las naranjas, por ejemplo, el gasto más importante de la producción proviene de fertilizantes nitrogenados intensivos en carbono, cortar esa entrada sintética del proceso puede ahorrar una gran cantidad de costes que se suman a una drástica reducción huella de carbono.
Se reducen considerablemente los costes ‘ verdaderos’ . A principios de este año, el Programa Ambiental de las Naciones Unidas publicó un informe sobre la perniciosa relación de las crisis alimentarias con el cambio climático. El informe explica el papel de Medio Ambiente en la prevención de futuras crisis alimentarias. Entre las conclusiones se destacan las malas perspectivas para los que viven en la pobreza extrema, que pueden terminar gastando la friolera de 90 por ciento de sus ingresos en alimentos. Además, hasta el 25 por ciento de la producción mundial de alimentos se puede perder con catástrofes medioambientales. Afortunadamente, la agricultura orgánica puede ayudar a compensar estas pérdidas. En África oriental, el uso de la agricultura orgánica puede aumentar los rendimientos en más del 100%, lo que ayudaría a que los suministros de alimentos fueran más consistentes y baratos.
Ayuda a hacer mucho más fácil ser vegetariano y vegano. Palabras como ‘ orgánico’ y ‘ vegetariano’ o ‘ vegano’ naturalmente puede parecer que van juntas, pero ese no es siempre el caso. El movimiento Agricultura Orgánica Vegana tiene como objetivo promover las técnicas agrícolas y hortícolas que evitan todas las aportaciones de animales, como la harina de pescado, harina de huesos, el estiércol o restos de matadero. Ser orgánico implica que los productos químicos artificiales se quedan también fuera del menú. Sus seguidores son gente con muchos puntos de vista. Algunos están implicados en el cultivo de alimentos, otros no, pero todos están unidos en el reconocimiento de la necesidad de una reestructuración fundamental de los métodos de producción de alimentos, del uso de la tierra y su importancia para el bienestar humano y la justicia social, del bienestar de los animales y la diversidad biológica y están en liza por la sostenibilidad del medio ambiente.
La agricultura orgánica se adapta al cambio climático con más rapidez. Debido a su amplio uso de compost y a la diversidad de sus cultivos, la agricultura orgánica también será capaz de resistir mejor las dificultades que traerá el cambio climático, como las altas temperaturas o las lluvias más variables. ¿Cómo? El alto nivel de materia orgánica en los suelos realiza buena parte del trabajo. Las plantas absorben dióxido de carbono del aire y lo colocan mayoritariamente y de forma permanente en el suelo.
No te va a matar, algo que no se puede afirmar de la industria agraria convencional. En junio, un estudio mostraba que los llamados ingredientes inertes en el Roundup, el herbicida ampliamente usado por Monsanto, puede matar a las células humanas, incluso en niveles bajos – ‘ particularmente embrionarias, células de la placenta y del cordón umbilical’ , informa la revista Scientific American. Este herbicida pernicioso para la salud se utiliza en millones de hectáreas de tierras de cultivo de soja y maíz, así como en jardines y céspedes caseros. Añádase a esto el reciente escándalo sobre la atrazina, otro herbicida de amplio uso en la agricultura convencional, que causa problemas reproductivos y hermafroditismo en las ranas. Un riesgo del que se escapa al ceñirnos a la agricultura orgánica.
La agricultura orgánica no es sostenible. Mother Jones informa que la mayoría de lo que consideramos ‘ sostenible’ a día de hoy simplemente no lo es. Sólo el 2 por ciento de los alimentos comprados en los EE.UU. cualifica como sostenible, dado que la definición incluye la producción de más calorías con menos recursos, ser asequibles, ‘ ecológicamente benignos’ y no suponen abusos a los trabajadores en el proceso. Si bien en las granjas orgánicas contemporáneas se aplican las normas ecológicas más estrictas, todavía están tratando de competir con sus rivales tradicionales en términos de producción, lo que a menudo equivale a medidas de reducción de costes. Los estándares orgánicos alientan a los agricultores a reponer los suelos in situ, a través del estiércol, las rotaciones de cultivos, el descanso de la tierra y otras prácticas ecológicas. Esto es costoso y para reducir los gastos, algunos agricultores traen el estiércol en camiones. Transportar por carretera el estiércol provoca más emisiones de carbono y añade hormonas y otros temas de seguridad alimentaria. Esto lleva a la pregunta de si lo orgánico sigue siendo el santo grial de los alimentos.
A esto se suma lo difícil que es mantener las semillas y los alimentos genéticamente modificados fuera de los campos orgánicos. Es decir, la mayoría de los productos que hoy llamamos ecológicos son ‘ mayoritariamente orgánicos’ . Pero la verdadera ‘ agricultura ecológica’ requiere un cambio de paradigma a gran escala y que ya está en marcha a pequeña escala en todo el mundo. Sin embargo, hasta que esta tendencia se imponga a todo lo orgánico, no se puede considerar sostenible a la agricultura ecológica.
Fuente: http://mx.globedia.com/vez-sabia-agricultura-ecologica
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